¿Por qué amamos y por qué recibimos amor de la manera en qué lo hacemos?

Todo ser humano, por efecto conjugado de sus disposiciones innatas y de los influjos que recibe en su infancia, adquiere una especificidaddeterminada para el ejercicio de su vid amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como para las metas que habrá de fijarse. 

Sigmund Freud

Así como el sentimiento de amor es dinámico, la manera en que lo percibes, lo vives y lo expresas, también lo es.

Muchos de nosotros hemos experimentado el amor romántico. Hemos sentido su intensidad, la euforia y la necesidad de cercanía, ese impulso de hacer evidente nuestra pasión a esa persona especial. El amor brinda energía: A unos, les inspira a escribir poemas, a otros canciones o cartas, otros recorren largas distancias para ver a su amado/a, otros lo demuestran con actos de servicio y otros a través de regalos. La verdad es que no existe una manera única de amar y cada persona desarrolla su propio “lenguaje”. En cuanto a la atracción, algunas personas expresan sentirse atraídas por ciertas características físicas, a otros les atrae el intelecto, a otros, el compartir intereses, o les “engancha” alguna habilidad que tenga su amante (o potencial amante). Incluso, hay quienes pueden sentirse atraídos por alguien por el simple hecho de que esa persona muestre un interés romántico en ella. 

El amor trae júbilo y una alegría tremenda cuando es correspondido, pero, hay otra cara de la moneda, cuando no lo es, cuando nuestro amante no cumple con nuestras expectativas o peticiones o cuando nos rechaza y termina la relación. Esta situación puede generar una tremenda tristeza, frustración y/o rabia, ocasionando muchas veces que nos enemistemos con este sentimiento. Algunos amantes rechazados pueden llevar a cabo conductas con el fin de no perder a esa persona: persiguen, protestan e incluso se ponen en riesgo a sí mismos o a los demás. Pero, ¿por qué ocurre esto? ¿Qué nos impulsa a amar? ¿Por qué nos atrae esa persona y no otra? ¿Por qué nos cuesta tanto aceptar cuando alguien nos ha rechazado? ¿Por qué le cuesta tanto a ese conocido salir de esa relación donde es maltratado/a?

Hay muchas teorías que han tratado de explicar, en primer lugar, por qué amamos, y luego, el por qué manifestamos y recibimos el amor de la manera en que lo hacemos.

Algunos profesionales se han dedicado al estudio de este sentimiento, entre ellos, psicólogos, sociólogos, neurólogos y biólogos, y cada uno ofrece su perspectiva distinta ampliando nuestro conocimiento acerca del tema.

Los neurólogos y biólogos se han interesado por descubrir y describir que sucede en el cerebro cuando una persona está enamorada, qué cambios bioquímicos y fisiológicos ocurren en nuestro cuerpo, y parten de la idea de que es la química cerebral la que influye en nuestro comportamiento a la hora de amar. El amor es entonces una consecuencia evolutiva, una motivación con un objetivo claro y preciso: La reproducción del ser humano para la preservación de la especie. Así que todo el repertorio de comportamientos observados (incluso aquellos de carácter agresivo) y la energía invertida en este fenómeno que nos resulta tan familiar a muchos, tiene su explicación asociada a la consecución de este primitivo fin.

Para los sociólogos, por consenso general, el amor es una construcción social, es decir, que es un fenómeno producto de la cultura que responde a los intereses de ésta. Acá no se debaten temas como la genética, cambios fisiológicos u ondas cerebrales, sino que la interacción e influencia que ejerce la sociedad es el objeto de estudio. Es el contexto social el que influye en quién nos enamoramos y la manera en la que se expresa el amor.

Por su parte, para los psicólogos, el amor es un sentimiento. Una emoción secundaria universal, impredecible, incontrolable y espontánea que comparten todos los seres humanos. Sin embargo, es aceptado que la manera de manifestarlo y la expectativa o la manera de recibirlo puede ser variable entre las personas, incluso se pueden observar diferencias en sociedades pertenecientes a la misma cultura e incluso la misma familia. 

Lo que algunos psicólogos que han estudiado el amor han manifestado acerca del cómo amamos: 

Ayala Pines, Harville Hendrix y Murray Bowen (muy probablemente inspirados en la teoría psicoanálitica) basan sus teorías en conflictos emocionales, sobretodo relacionados con figuras paternas y situaciones de trauma previos a la adultez, asegurando que estas situaciones influyen en la decisión de la pareja que escogemos y la forma de amar y recibir amor.

Cindy Hazan y Philip Shaver se basan en las teorías de John Bowlby y Mary Ainsworth. Proponen que la manera en que manifestamos el amor está fuertemente influido por la relación de “apego” que se estableció con figuras de autoridad en la infancia (generalmente los padres) y describen cuatro tipos que se replican en la adultez con la pareja: Apego Seguro, Apego Ansioso, Apego Ambivalente y Apego Desorganizado.

Todas estas teorías tienen algo de verdad y ninguna la verdad absoluta, y han contribuido a nuestra comprensión del amor de pareja. No obstante, podemos notar que todas convergen en un punto:

Nuestras historias personales van modificando nuestras preferencias y aversiones en el amor. Y lo mas importante es que muchas de ellas serán conscientes (es decir, serán de nuestro conocimiento) pero otras muchas serán insconscientes (desconocido). Helen Fisher, en su libro “Por qué amamos” lo llamó “mapa del amor”. 

Podemos decir entonces que es la suma de estímulos, como nuestra biología particular, nuestro sistema de valores, el compendio de experiencias que hemos venido acumulando desde la infancia, nuestro entorno social, quiénes eran nuestros padres, como se comportaban con nosotros, dónde crecimos, con quiénes nos relacionamos, nuestro concepto de nosotros mismos, entre otras muchas, muchas variables lo que, a lo largo de nuestro desarrollo evolutivo contribuyen en la manera en que percibimos, recibimos y brindamos el afecto. Al ser muchos aspectos de nuestro mapa del amor inconscientes, esta podría ser la razón por las que muchos de nuestros comportamientos a la hora de amar y ser amados nos resulten incomprensibles.

Así que, ya sea que estés profundamente enamorado o, por el contrario, que estés en el proceso de sanar un “corazón roto”, que te encuentres inconforme con tu relación de pareja, o que estés pensando en iniciar o terminar una relación, o que te sientas enemistado con este sentimiento muchas veces percibido como ingrato, obtener información de tu propia historia psico afectiva, analizarla y hacerla consciente te puede brindar una idea del por qué de la forma en la que amas y permites ser amado.

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